lunes, 27 de marzo de 2017

El mapa subterráneo.

" Desde hace unas semanas emanaban líquidos malolientes de la tapa de la alcantarilla en mitad del carril derecho de la carretera, junto a las rejas de ventilación del metro. Cuando salía el sol, se secaba.
Alguien debió avisar a los técnicos del Ayuntamiento que se pusieron en contacto con los operarios del Canal de Isabel II y estos, a su vez, enviaron a los curritos subcontratados para que entre todos le echaran un vistazo. Menudo desfile de chalecos reflectantes: verdes fosforitos, naranjas...los técnicos solo paseaban y hacían como que vigilaban las alcantarillas de alrededor con caras de preocupación. Unos con el cigarro en los labios y otros con el palillo -supongo que va en el sueldo, las tapas con cerveza- y sin parar de hacer fotos con los móviles.


Tardaron más de una semana en tomar un decisión.
Finalmente optaron por lo de casi siempre: abrir un boquete junto a la alcantarilla, echar arena o gravilla con piedras de río, tapar con una enorme lona impermeable y hasta que aguante. Un trabajo muy exigente para los técnicos. Mucha sabiduría, muchos años de estudio.
El que se encargo de hacer casi todo el trabajo físico era una máquina; apenas en media mañana había terminado el parche. Una mala bestia.
En realidad los técnicos no conocen la teoría de los valles. De conocerla, sabrían que no existe una solución definitiva al problema. Debe ser que no han visto películas de vaqueros."
M.A., terracista.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario